Ironman Niza - Francia 2014 porque no hay primera sin segunda
Informe corto
Natación 02h07m; Transición 1 08m11s; Bicicleta 07h15m;
Transición 2 06m03s; Trote 04h50m; Total 14h26m52s
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Feliz que se terminó. |
Informe Largo
Este es mi segundo Ironman (IM) de Niza (Francia). El año
pasado, todavía cargado de adrenalina después de haber cruzado la meta de mi
primer IM en 15h09m, me inscribí de nuevo, y durante los meses que siguieron,
lentamente empecé a tener sentimientos encontrados: El año pasado la carrera
fue un salto de fe para mi, pero me había entrenado y me sentía preparado. Esta
vez, el entrenamiento estaba ahí, me sentía preparado, pero mi gran
preocupación era que esta vez sí sabía lo que me esperaba.
Natación
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Yo soy el número 1830 de la izquierda. |
Es el día de la carrera y estoy en la playa de Niza con
otros 2499 hombres y mujeres llenos de determinación, y en sus marcas, listos,
ya!
Mi navegación fue terrible. En vez de nadar derecho iba
haciendo guirnaldas de una boya a otra. Una vergüenza.
El año pasado a mis lentes de natación les entró agua. Esta
vez me compré un modelo que me quedaba mejor, pero por razones que está de más
explicar ahora, no alcancé a comprarme un par nuevo para el día de la carrera,
así que no estaban en óptimas condiciones. Y se me empañaron. Mucho. Podía ver
el sol para un lado, agua para el otro lado, poco y nada para adelante.
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Dónde dejé la tohalla? |
La natación este año fue dos vueltas de 1.9 km, con el punto
de retorno en la playa. Cuando terminé mi primera vuelta miro mi reloj: 57
mins. “Diablos! Voy 10 mins más lento que el año pasado! No te preocupes
Mauricio, díjeme a mi mismo, la verdadera carrera es la maratón. Estás
fortalecido en la bicicleta y en el trote, son sólo unos pocos minutos, y la
idea es bajar el tiempo de la vez pasada en 1 hora. Vamos, dale nomás”.
En la mitad de la segunda vuelta sentí como una quemazón en
mi muñeca izquierda. “Me picó una medusa??? Me la saco con la mano derecha????
Y después qué? Termino picado en las dos manos???? Y después en la cara cuando
me saque los anteojos??? Olvídalo. Sigue nadando Mauricio” díjeme a mi mismo.
Finalmente llegué a la playa. Este año no había duchas de
agua dulce, así que el resto de la carrera la tengo que hacer sancochado. Pucha
que pena.
Recupero mi bolsa de transición, me saco el traje de
neopreno y me echo bloqueador solar. Y salpiqué factor 30 por todas partes. Mi
traje de neopreno en el suelo parecía un perro dálmata, pero al revés. No
importa. Me pongo el resto de mi disfraz de ciclista y listos-ya!
Bicicleta
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Mauricio contento. |
En la bici después de unos pocos kilómetros empecé a
adelantar. 115 “mejores nadadores que yo” en total!
Y al rato mi reloj con monitor cardiaco dejó de funcionar,
así que me encontré “volando sin instrumentos”. Habrá que hacerla a la antigua
nomás entonces: Me enfoqué en mantener la respiración a un ritmo moderado.
Vamos bien.
La alimentación anduvo bien. Un gel de glucosa cada 30 mins,
1 – 1 ½ botellas de fluidos cada como 20 km.
Llegué a la cima del cerro en buena forma, y almorcé (barras
de granola) en la suave bajada en recta después de la cima.
En la segunda sección de subida empezó a llover, y se puso
resbaloso muy rápido. Y la temperatura bajó. Y se llenó de neblina!
En una curva en “U” en bajada, bajé tanto la velocidad que
me detuve, y me caí como mono porfiado que no era mono porfiado.
Un auto se detiene detrás mio:
-“Bonjour, está Ud OK?”
(Hago como que no me duele)
-“Oui, estoy OK, merci!”
Salto arriba de la bicicleta y sigo. Ninguno de los
ciclistas que venían detrás mío me pasaron. Bien.
Algunos kms más abajo me encontré con mi viejo enemigo: una
sección del camino particularmente resbalosa (incluso en seco), donde el año
pasado choqué de lado contra un muro de contención de un metro de alto, y casi
paso de largo al precipicio y no la estaría contando. Esta vez pasé lento, muy
lento. Me di cuenta que reemplazaron el pedazo de camino con asfalto de mejor
calidad. Sigo mi camino.
Los oficiales de la carrera dijeron después que en este
punto de la carrera hacían 10 grados Celsius en la montaña. Súmale la lluvia,
el viento y mi leotardo de lycra, y la sensación térmica con suerte era arriba
de cero. En algunas partes granizó. Yo creo que pasé por algunas de esas
partes.
Mis manos estaban temblando. Los dientes me castañeaban en
las rectas y apretados en las curvas. No es broma.
Lo estaba pasando mal. Lo único que quería era volver a
Niza, irme al hotel, darme una ducha caliente y meterme a mi camita. “Olvídate
de la medalla. No vale la pena”. Díjeme a mi mismo.
En la siguiente estación de reabastecimiento paré y le
pregunté a los voluntarios que estaban repartiendo agua y comida si alguien
tenía una bebida caliente, “silvuplé”.
Un hombre me dice “con todo gustó le convido si me quedá en
el termó... nop, no me queda nadá, ulalá”.
Hay un vaso de plástico lleno de café sobre la mesa. Lo miro
como los gatos miran las carnicerías. Una señora dice, “se puede tomar éste,
pero me temo que no está muy calienté”. Me lo tomo de una y lo sentí como un
beso con ganas. Me ofrecieron un pedazo de espuma plástica para ponerme en el
pecho para el frío (estuve tentado de decirles que en Chile usamos papel de
diario, pero mejor que no), dije gracias pero no gracias. Miro hacia el lado y
a dos ciclistas los están subiendo a una ambulancia. Uno con un tremendo parche
en la frente, el otro arropado con una frazada y blanco como papel. Mis nuevos
amigos del café me rodean y me empiezan a explicar cómo están las condiciones
en el resto del camino. “Comprendido”, digo, “gracias de nuevo”, y sigo mi
camino.
Pasado la mitad del circuito hay una sección plana en doble
sentido, donde uno se sale del camino principal por unos pocos kilómetros, da
la vuelta y vuelve al camino principal para Niza. La doble vía te permite ver
quién va adelante y quién va atrás. Me impresionó la cantidad de competidores con
ponchos de plástico!! Ponchos!!
Mientras negociaba lentamente las curvas en bajada, un tipo
pasó al lado mio como alma que lleva el diablo... con una sola pierna!! Creo
que iba con un amiguito que lo iba siguiendo de cerca, pero casi no podía creer
mis ojos que este hombre hizo todas las subidas con una sola pierna, y ahora
iba como bala en las bajadas!!! Me saco el sombrero!!!
Creo que fue en las últimas bajadas que me mandé el resto de
los porrazos. La parte de la carrera que el año pasado fue la más excitante y
entretenida, ahora era para un ataque de nervios, tratando de bajar lento, y
resbalones y porrazos.
En una curva perdí el equilibrio, me resbalé, y al suelo. Se
me salió la cadena. La pongo de nuevo, me subo a la bici y parto. Unos segundo
más tarde me doy cuenta que no tengo bien puesto el pie izquierdo en el pedal.
Trato de acomod... Bam! Porrazo de nuevo!
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Mauricio cansado. |
Pongo la cadena de nuevo, me subo y sigo. Lento. Un
británico me adelanta rápido. Yo pienso “el pavimento está menos resbaloso
aquí, lo voy a seguir”, y siguiéndolo, a la primera curva, porrazo de nuevo.
Esta vez mientras caía, de pura rabia dije “noooooo!!!” y aterricé de costilla
derecha, y me quedé sin aire. Cuando terminé de arrastrarme por el suelo, me
senté y recordé mis clases de yoga y abracé mis rodillas sobre mi pecho en la
posición “quiero a mi mamá”. Volví a respirar, me paré, arreglé la cadena de nuevo
y seguí. En esta caída se me dañaron los cambios de la bici. Sólo 3 cambios de
10 están funcionando y quedan como 20 kms. Así que tuve una conversación seria
con mi bici:
“Querida Kila (se llama Quintana Roo Kilo, pero yo le digo
Kila de cariño), hemos estado juntos casi dos años y han sido buenos. Hemos hecho
lindos paseos, nos hemos cuidado el uno al otro, y nunca te he pedido nada que
no me dieras de tu propia voluntad. Pero ahora tengo una pedida y es grande:
Por favor llévame de vuelta a Niza”.
Por mi parte ahora estaba decidido a terminar esta carrera
acualquiercosto. No me subí de vuelta a la bici 4 veces (tal vez 5, pero a la
tercera caída dejé de contar) para no terminar esta carrera.
Trote
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Se ve fácil, cierto? |
No empecé la sección de trote en la mejor forma, por decir
lo menos. Después de 30 minutos sabía que no iba a poder correrla sin parar,
como había planificado, así que puse en práctica el “plan B”: correr 5 minutos,
caminar uno. Con las pocas neuronas que me quedaban de turno, me las arreglé
para poner la alarma en mi reloj de manera que “caminar al sonido del bip, y
seguir corriendo al escuchar dos bips”. “Y qué
hago en las estaciones de reabastecimiento Mauricio?”, “Puedes parar el
reloj y caminar Mauricio, como premio”, “En serio?”, “En serio. Ahora cumple
con tu parte del trato y corre, mierda”.
Debo decirlo, esos 5 minutos corriendo eran 5 minutos muy
largos, y el corto minuto caminando, muy corto. Pero mantuve la rutina. Seguí
comiendo y tomando agua regularmente. Y lo más importante, adelanté a otros 179
“mejores nadadores y mejores ciclistas que yo!”.
Después de un largo día de trabajo llegué a la línea de meta
con un embalaje final, agité mis puños en el aire, dije un par de
garabatos, y decidí no correr la distancia Ironman de nuevo por lo menos por 12
meses, y Niza en particular, no de nuevo en un largo tiempo.
Al final tengo raspones en mi hombro izquierdo, cadera
derecha, costillas derechas, cachete derecho. Me dicen que si me hubiera
fracturado una costilla lo sabría, pero igual duele un poco. Y voy a necesitar
un nuevo traje de carrera. Este parece resbalín de gato.
Me puedo ir para la casa ya?
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Qué tiempo que no te leía... como siempre, me encantó tu relato y me admiro de tu fuerza. Cariños.
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